Dreiunddreißig.


Bendita libertad.
Sentía como la adrenalina corría por mis venas. Por fin, después de tantos meses sintiendome tan jodidamente encerrada, veia un rayo de luz, un pequeño resquicio, el cual me hacia sentir la persona más feliz del mundo. 
Para el resto del mundo, yo, estaba pasando por un mal bache, una profunda metedura de pata, ¿Y a mi qué? No tenian ni idea. Posiblemente, yo sabia que estaba haciendo mal, que deberia haberme esforzado más, que no tenia que rendirme tan pronto. Pero me daba igual, exactamente igual. Estaba feliz y para mi, eso era lo unico que importaba. Sonaba demasiado egoista, solo estaba preocupandome por mi bienestar y no por el del resto, pero... ¿Acaso alguien habia renunciado a su felicidad por mi? La respuesta a esa pregunta la conocia de sobra.

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