Ari, la niña no tan pequeña ya.

La pequeña Ariadna…. No, ya no era la pequeña Ari, ahora era toda una mujer.
Se coloco frente al espejo y dio dos giros completos sobre ella. Sonrío como tan solo ella sabía. Estaba perfecta. Vestía unos pitillo vaqueros rotos y su camiseta azul de tirantes favorita. Se había pintado los labios de color rojo y había puesto un poco de sombra negra en sus grandes ojos azules. Su melena rubia descendía hasta acabar un poco más debajo de sus hombros, tenia el pelo totalmente liso.
Ahora era fría, calculadora, provocadora y muy cortante. Le encantaba jugar con toda clase de tíos. Disfrutaba haciéndoles sufrir, provocándoles y haciendo que ellos se volvieran totalmente locos por ella. Y tenia muy clara una cosa, desde ese mismo instante, no volvería a salir un te quiero por su boca. No. Nunca más. Se quería a ella misma y a nadie más.
Una femme fatale, dicen por ahí…


No hay comentarios: