Only of you.

“¿Sabes? Habrá gente que te quiera más que yo, que te quiera menos, pero te puedo asegurar, que nadie, absolutamente nadie te va a querer de la misma forma que te quiero yo y nunca serán capaces de verte con los mismos ojos que yo te veo. Se que a lo mejor esto te resulte un tanto extraño y que lo veas como un estupidez, pero no te miento. También se que no viene a cuento, que será un noche cualquiera para ti, pero para mi no lo es, no te puedes imaginar todo lo que te echo de menos, esta tarde no he podido apenas ni intercambiar mas de dos palabras contigo. ¿Será que me estoy volviendo loco? Ya ni lo se… Y tan solo era eso, quería que lo supieras. Buenas noches, fea. Te quiero, cada día más.”

Eran las 12:30 p.m. y estaba ya metida bajo las sabanas, intentando conciliar el sueño. No es que me encontrara estupendamente bien, mi ánimo estaba por los suelos y el resfriado no ayudaba a que me encontrara mejor. Entonces sonó el móvil, me resulto bastante extraño, no esperaba que nadie me mandara ningún mensaje a esa hora. Estire la mano para alcanzarlo y pensé que seria algún mensaje de publicidad, solían mandarme miles de mensajes de esos al día. Desbloquee el móvil y me quede atónita al ver de quien procedía el mensaje. Me quede unos segundos quieta y lo único que pude pensar fue que se había equivocado de numero, o en su defecto, que no había podido contactar con mi mejor amigo, y lo estaba intentando hacer a través de mi. Abrí el mensaje, convencida de que iba a encontrarme alguna estupidez de las suyas. Pero no… Leí el mensaje una y otra vez, hasta que sin ningún motivo, se me saltaron las lágrimas. Intente por todos los medios parar de llorar, ya que mi compañera de habitación estaba durmiendo y no me apetecía discutir a esas horas, y mucho menos en estos momentos. Me levante despacio, me enrolle la manta alrededor del cuerpo y salí de la habitación hacia el salón. Me senté en el sofá, intentando encontrar una explicación a todo lo que acababa de leer. Mil pensamientos se me amontonaron en la cabeza y no era capaz de pensar con claridad, empezaron a pitarme los oídos demasiado fuerte y entonces como pude, metí la cabeza entre mis piernas, intentando respirar tranquilamente. Pero me fue imposible. Empecé a respirar con tanta fuerza y tan rápido, que no tarde mucho en hiperventilar. Me recogí las piernas con los brazos y los apreté fuerte contra mi, en esos momentos creía que me había vuelto loca, no era capaz ni de pensar ni de actuar de una manera coherente, ni tan siquiera podía pronunciar una palabra.
Al cabo de 30 minutos, pude tranquilizarme, no quería montar un espectáculo, ya que todo el mundo estaba durmiendo, y si les contaba todo esto, probablemente, pensarían que se me había ido la cabeza.
Volví a mirar el móvil  para releer el mensaje, y esta vez, en vez de llorar, note como el corazón palpitaba cada vez más fuerte, y una ola de calor me recorría todo el cuerpo. Sonreí. ¿Seria verdad todo lo que me había dicho o era otra de sus bromas? Me eche hacia atrás, dejando caer mi cuerpo sobre el sofá y suspire tranquila. No, claro que no era una broma. El beso que se habían dado aquella tarde al despedirse había sido tan…. especial. Cada vez que lo recordaba la ola de calor volvía para apoderarse de todo mi cuerpo. No, claro que no estaba enamorada de él, yo mejor que nadie lo sabia, pero si que tenía ilusión, tenía ganas de volver a verlo, de enredarnos en su cama a escondidas cuando estábamos con más gente, de que con tan solo pasar las yemas de sus dedos por la palma de mi mano, me resultara tan gratificante.
Me hacia sentir bien, me trataba como a cualquier chica le gusta que le traten, y me daba todo el cariño que tanta falta me hacia en esos momentos. Y lo mas importante, es que me hacia sentirme viva, como nunca antes lo había hecho nadie.
Y de pronto, comprendí que empezaba a quererle…. Y el miedo se apodero de mí. Y tan solo pude pensar…. “Otra vez no, por favor…” Y con ese único pensamiento… caí rendida en el sofá, no daba más de mí.

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