Farewell.

Dejo caer su equipaje contra el suelo y exhalo un suspiro. Le mire con tristeza y a la vez con dulzura, no sabia muy bien como me sentía en esos momentos, y mucho menos como se sentía el.

Era un día cualquiera, yo no estaba de buen humor (como de costumbre). Estaba tirada en la cama, repasando unos apuntes, quería mantener la mente ocupada y no se me ocurría otra mejor forma, 150 páginas de Historia daban para mucho, era perfecto. Al cabo de un rato, escuche como alguien golpeo con suavidad en mi puerta. Como yo no hice el intento de levantarme para abrir, la persona que se encontraba tras la puerta la abrió despacio y asomo su cabeza lo justo para ver si yo estaba. Le ví sonreí. ¿Qué estaría haciendo aquí? El, sin decir nada, entro en mi habitación acompañado de su guitarra, se sentó en el borde de la cama y se inclino sobre mí, para darme un suave beso en los labios.

-¿Qué estas haciendo aquí? Pensé que hoy no tendrías tiempo para pasar por aquí. –Le mire mientras le dedicaba una pequeña sonrisa, el me la devolvió.
-Tenia ganas de verte, simplemente. Los chicos pueden esperar, tampoco teníamos nada importante que hacer. –Dejo su guitarra a un lado y se deshizo de su chaqueta. Me hizo un gesto con la mano para que me acercara y acto seguido paso un brazo por mi cintura.
-¿Te he dicho ya que te quiero? –Susurre despacio e incline mi cabeza hacia arriba para darle un suave beso en la garganta.
-Sí, pero nunca esta de más oírlo de nuevo. –Sonrío y me apretó con suavidad contra él, yo, cerré los ojos y acomodé mi cabeza contra su pecho.
-Te quiero, más que a todo y más que a nadie. –Me levanto la barbilla con un par de dedos para mirarme fijamente y me beso, despacio, con suavidad.
En ese momento para mi no existía nadie más. No me importaba nada, absolutamente nada. Me sentía viva a su lado, me hacia sentir grande, especial, me hacia sentir la chica más afortunada sobre la faz de la tierra.
Cuando el beso terminó, el me abrazo con fuerza, como si no quisiera soltarme nunca, como si tuviera miedo a que yo me esfumara en cualquier momento, y se quedo así, abrazo a mi durante varios minutos.
Acto seguido, me obligo a que me tumbara en la cama y se tumbo a mi lado, rodeando mi cintura con su brazo. Cerré los ojos y apoye mi cabeza en pecho. Sentí como me besaba en la cabeza varias veces. Suspire. Me encantaba estar así, con el, sin hacer nada en especial y haciéndolo todo a la vez.

Agite la cabeza, aturdida y mire a mí alrededor. Seguíamos en la estación, se me humedecieron los ojos e intente que no se me saltaran las lagrimas, pero fue imposible. Sin decir nada, me abalance sobre el y le abrace con fuerza, mientras escondía mi cabeza en su hombro, intentando que no se diera cuenta de que estaba llorando.
Y así estuvimos hasta que escuchamos como su tren se acercaba, entonces, le abrace con mucha mas fuerza y las lagrimas ahora, caían mucho más rápido. No quería que se fuera, no quería que me dejara aquí sola… No, no quería vivir el resto de mi vida lejos de el.
Se aparto con suavidad y me miro por última vez. Se inclino sobre mí y me dio un suave beso en la frente. Le agarre de la mano y me la soltó con delicadeza, mientras se daba la vuelta y comenzaba a andar hacia el tren.
Y allí me quede, mirando a la nada, esperando a que pasara algo y que el volviera de nuevo. Paso una hora, dos, tres… y nada de eso ocurrió.
Me había dejado sola, completamente sola.

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