Einunddreißig.


 
Salí de mi casa a toda prisa. Habia quedado con Marina a las 5 y eran las 5 y media. Yo llegando tarde, era algo casi imposible.
Llegué a su portal a los pocos minutos y paré la musica del iPod. Pulse el botón de su piso varias veces y a los segundos contestó. Volví a enfundirme en mis cascos y me sente en el portal, siempre tardaba demasiado en bajar.
Green Day me golpeaba en la cabeza, habia subido demasiado el volumen, como bien me decia mi madre siempre, cualquier día iban a explotarme los timpanos. Sonrei al recordarlo y después sentí una pequeña punzada en el estomago. ¿Como iba a ser capaz de pedirle a mi mejor amiga aquello? Probablemente, me tomaria por loca y me mandaria a la mierda, pero... ¿Y si no se lo pedia a ella, a quien iba a hacerlo? Ninguna de mis otras amigas se ofreceria jamás para algo así.
Respire hondo. Tampoco era tan malo, además, se suponia que era mi amiga, iba a ayudarme si o si.
Sentí como alguien me tocaba el hombro y me giré. Allí estaba ella, con esa sonrisa que me alegraba siempre. Me levanté y sin quitarme el iPod la abrace.
-Joder tía, cualquier día vas a quedarte sorda. -Tiro de uno de mis auriculares y se apodero de mi iPod. 
-El iPod dejalo, es sangrado, ya sabes. -Se lo arrebate de las manos y lo introducí en mi bolso, sonriendo.
-Bueno, ¿Vas a contarme qué es eso tan importante que tienes que decirme? Hasta le pregunté a mi hermano, a ver si a él le habias dicho algo. -Llegamos al parque, y ella se tiró sobre la hierba como una histerica. Me senté a su lado con cuidado y comencé a jugar con mis dedos, sin saber que decir.
-Verás... ¿Recuerdas aquello qué te conté de mi confusión...? -Asintio levemente y me miró, ansiosa de que soltara lo que fuese. -Pues... necesito que me ayudes, quiero aclararme y creo que tu eres la unica que puede ayudarme, sabes que no te pediria ayuda si no la necesitase de verdad. -Me mordí el labio inconscientemente y ella me miro, confundida. 
-Creo que no te pillo... -Enarco una ceja y espero a que yo prosiguiera hablando.
-Esta bien, vamos a hacerlo a mi manera, ¿Vale? -Asintio y se le escapo una carcajada-
-Estas empezando a asustarme, sueltalo ya, vamos. 
-Veamos... Cierra los ojos. -Me miro aun más confundida. Por favor, confia en mi, cierra los ojos, si no lo haces, no podre contarte nada.
-Si vas a matarme, que sea rápido. -Se río y seguidamente cerro los ojos.
Me acerque lo más lentamente que pude a ella, hasta colocarme a escasos centimetros. El corazón parecia que iba a salirme por la boca. Respiré hondo y aguante unos segundos la respiración. Agarré su cara con mis manos y noté como ella dio un pequeño respingo. Volví a respirar varias veces y entonces, hice que nuestros labios se juntaran. 
¿Qué coño estaba haciendo? Marina se sorprendió un poco, pero mucho más lo hice yo, cuando note como sus manos apretaban con fuerza mi nuca. Notaba como su lengua recorria cada parte de mi boca. Subió una mano hasta mi mejilla y la acaricio con suavidad, mientras que su mano libre se perdía entre el interior de mis pantalones. Entonces me separé con brusquedad. 
-¿Se puede saber qué coño haces? -Ella, abrió los ojos y me miró. Le brillaban muchisimo,la miré bastante confundida.

-Yo.. eh... lo siento... de verdad no sé... no sé que me ha pasado. -Me miró con verguenza, mientras una sonrisa invadia su cara.
-Marina, no me jodas. -Me levanté y sacudi mi ropa deprisa. No podia ser, claro que no, Marina estaba bromeando. Ni siquiera me habia dicho nada, pero solo con mirarla, adiviné lo que pasaba.
-Oye, te recuerdo que tu eres la que me ha traido hasta aquí, me ha besado y que, ¿Ahora te largas así? ¿Sin al menos darme alguna explicación? -Se levantó y me agarro por el brazo con fuerza.
-Pero yo no sabia que... Joder, ¿porque no me lo habias dicho? Yo.. solo queria comprobar algo, sabes porque queria comprobarlo, y... tu no tienes nada que ver para que haya hecho esto, ¿entiendes? -Me solté de su brazo con brusquedad y saque un cigarrillo de mi bolso.
-¿Porqué ella y yo no? Somos amigas desde pequeñas, te conozco más que cualquier otra persona y acabas de enterarte de que te quiero más de la cuenta. ¿Porqué? -Note como se le aguaban los ojos y respiré varias veces, intentando asimilar toda la información.
-Te equivocas, probablemente tu no me conoces tanto como crees, porque si me conocieras, no te hubieras enamorado de mi. -Me dio un pinchazo en la tripa tan solo de decirlo. Y creo que ya sabes que yo posiblemente, nunca vaya a querer a nadie con tanta intensidad como a ella. Y tu, todo esto, ya lo sabias. -Le di varias caladas al cigarro y lo tiré al suelo, levanté la vista y la miré a los ojos, intentando descubrir que se le estaba pasando por la mente en ese momento.
-Pero ella no... -Se calló de golpe y bajo la cabeza, mientras seguia hablando. Siento haberte dicho todo esto, deberia haberme callado, supongo que... ahora ya nada volverá a ser como antes, ¿verdad? 
-Yo, ni siquiera se lo que ha pasado hace cinco minutos. -Le sonreí con dulzura y me acerque a ella. Tengo una memoria tan, pero tan mala... -Estire mi mano y alcance a levantar su cara para que me mirara.
-¿Lo dices en serio? -Una sonrisa se apodero de su rostro.
-Totalmente en serio. -Tire de ella contra mi y la abrace con fuerza. Era mi mejor amiga, ¿Qué podia hacer si no? Yo jamás podria corresponderla pero al menos, seguiamos siendo amigas, que era lo que contaba, o eso creia yo...


Pasaron 3 meses y ella se mudó a Alemania. Encontré en mi buzón su diario, tenia escrito desde los 9 años hasta ahora. Hasta el día de su mudanza. Lo leí y lo releí y cada vez se me caia más el mundo encima.
Genial, le habia destrozado la vida a mi mejor amiga.
Desde entonces, no hay ni un solo día en el que no me acuerde de ella. Y se que el día que nos volvamos a ver, moriré de felicidad.


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