Fünfzehn.


Recuerdo esa dulce y a la vez amarga sensación.
Sin ni siquiera darme cuenta poco a poco ibas carcomiéndome por dentro, arrancándome todo lo bueno que quedaba dentro de mí, te di tanto que al final termine por quedarme sin nada.
Enamorada, eso es, lo sentía tan dentro de mí que incluso me hacía daño, por más que lo pensaba no lograba entender la razón de tal enamoramiento, ¿Yo enamorada? Era algo imposible de creer. Me di cuenta cuando por las noches echaba tanto de menos dormir pegada a ti, escuchando los latidos de tu corazón para poder conciliar el sueño.
Soy idiota, tonta y estúpida por sentirme mal por tu culpa, por intentar conseguir algo que ya no se puede, por intentar convencerme a mi misma de que cambiarás y todo volverá a ser como antes.
Y las lagrimas algún día cesarán y al fin la paz que tanto necesito volverá… Hasta que ese momento llegue, solo seré como un trozo de trapo viejo que ya no siente, no siente nada.


Shakespeare, final feliz y yo decido como acaba.

No hay comentarios: